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¿Sabes cuál es la Ciudad de los Palacios?

Don Porfirio Díaz Mori gobernó México de 1877 hasta 1910 y, aunque muchos lo consideran como un dictador la realidad es que en sus más de 30 años en el poder hizo muchas cosas por nuestro país. Por ejemplo, su herencia se ha quedado en la arquitectura que caracteriza su periodo y que hoy en día podemos disfrutar.


​La arquitectura porfirista de estilo Art Nouveau, Art Decó e Isabelino nos dejó joyas representativas de varias ciudades mexicanas. En Guadalajara está el expiatorio, en Guanajuato el Teatro Juárez y en la Ciudad de México se encuentran el Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal y el Monumento a la Revolución.



​El Palacio de Bellas Artes fue construido por Adamo Boari y Federico Mariscal, arquitectos, y por el ingeniero William H. Birkmire. Este palacio, Porfirio Díaz lo mandóa construir por los festejos del centenario del inicio de la independencia, aunque, a causa la Revolución Mexicana fue inaugurado hasta el 29 de septiembre de 1934, por el presidente en ese momento, Abelardo L. Rodríguez. Se caracteriza por sus suaves líneas en la estructura, la exaltación de la mitología y el uso de elementos de la naturaleza.



​A principios del siglo XIX se construyó el Palacio de Correos, una de las construcciones más hermosas, gracias a su opulencia y decorados, en el centro histórico de la Ciudad de México. El proyecto, construido en estilo platerosco, se comenzó a gestar en 1900 y la primera piedra se colocó en 1902, cinco años después se inauguró el 17 de febrero. El 4 de mayo de 1987 fue declarado Monumento Artístico de la Nación.



​El Monumento a la Revolución es todo un tema, ya que obviamente Porfirio Díaz no mandó a construirlo con ese fin. Para el centenario de la independencia se hizo una convocatoria para construir la sede de las cámaras de diputado y senadores; era un proyecto a todo lujo y se inició en 1906. Desgraciadamente el proyecto del arquitecto Émile Bérnard fue abandonado en 1912 cuando sólo estaba la estructura de metal a causa de la Revolución. Las esculturas del Palacio que ya estaban realizadas fueron puestas en diversos puntos de la ciudad. En 1933 Carlos Obregón Santacilia le dio otro significado a la estructura reinterpretando la estructura y los espacios, y así se hizo el monumento a la Revolución.


​El periodo porfirista estuvo lleno de tesoros arquitectónicos, donde se usaron materiales europeos y nacionales, lo podemos observar en casa de la época como en los edificios más representativos.


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