Molotov ha sido de los sonidos más revolucionarios de la escena musical mexicana: rompiendo estereotipos y afirmando que la música tiene influencia política, que funciona como el aliento para inspirar un cambio y comenzar a quitar las cortinas que se difuminan con la realidad. El proyecto que se formó en 1995, se ha abierto paso desde las entrañas de la Ciudad de México con su sonido corrosivo, su mezcla de un rap crudo y potente hip-hop, que también oscila entre tintes funk y metal para dejar un mensaje pegajoso en la mente.
“Cuando era chico quería ser como Superman,
pero ahora quiero ser diputado del PAN”
Hit Me (Gimme Tha Power 2)
La fuerza que emana Molotov es el reflejo colectivo de las voces de millones de mexicanos, de pensamientos fugaces y permanentes, que se escapan al son de melodías energizantes. Un sentimiento de furia que se libera entre rimas y lirismos ingeniosos. Son una banda consciente de su alrededor, de lo que sucede en México y de las problemáticas, injusticias, construcciones sociales; también de los triunfos, de la unión y lucha que tenemos como mexicanos. Con una genialidad de esencia anárquica y que abre los ojos, acompañado de percusiones potentes y bajos adictivos para decir: “Chinga Tu Madre” a la burocracia del país.
“Te pagamos con petróleo e intereses nuestra deuda.
Mientras tanto no sabemos quién se queda con la feria”
Frijolero
Ahora en estos tiempos extraños, en medio del limbo de una pandemia mundial, su rebeldía aterrizada va de un “son dedicado a los médicos, enfermeras, rescatistas, transportistas, a los de primera respuesta, periodistas, a México y a todas sus familias”. “Juntos” se convierte en la primera canción para poner en reproducción y rockear en nuestras casas, acompañada de más himnos llenos de adrenalina que han acumulado en su amplia carrera musical, y así liberar la angustia de revolución con un derroche de energía que solo una banda como Molotov nos puede dar.
Las fotografías de esta publicación son cortesía del fotográfo Alán Cortés (@alancortest)